“Es un hondo honor presentar a un exponente de la nueva generación de historiadores, que ha escrito sobre el gran referente argentino del siglo XX, que es para mí el doctor René Favaloro”, señaló el concejal Carlos Arroyo (AA) en referencia al escritor Ariel Bibbó, autor del libro “El grito silencioso, el último latido de Favaloro”, declarado “de interés municipal” durante un acto desarrollado en el recinto de sesiones del Honorable Concejo Deliberante. Durante la ocasión, fue entregada una copia de la resolución a Bibbó.
“Es importante y muy bueno que gente joven se acerque para abordar temas de la historia argentina. Más aún alguien como Bibbó, que expuso la trayectoria de Favaloro con una prosa simple y sencilla, de gran llegada al lector y muy informativa. Es un libro entrañable y maravilloso”, señaló Arroyo.
“De Favaloro podemos destacar su trayectoria y también su ética y conducta. Es el Dios humano que ha salvado a través de sus manos -y de las de quienes ha enseñado- a millones de vidas con intervenciones oportunas. Demostró que sin conocimiento ni principios éticos no se puede seguir el camino de la profundización democrática –añadió-. Para mí, la democracia no es un sistema de gobierno; es un estilo de vida a partir de la construcción social”.
Por su parte, el autor del libro agradeció el reconocimiento del Honorable Concejo Deliberante y, tras reseñar brevemente la trayectoria pública de Favaloro se refirió a la drástica decisión de acabar con su propia vida. “Estoy recorriendo el país con la presentación del libro y la pregunta más recurrente es: ¿Por qué se mató Favaloro?, y para responder la pregunta hay que ubicarse en el contexto. Él estaba un poco desilusionado con el país, la Fundación se estaba cayendo económicamente y no quería echar a 300 doctores, como le habían sugerido. Si lo piensan –se refirió mirando a los presentes en el acto-, al pegarse un tiro en el corazón dejó un mensaje a la sociedad: Yo me parto el corazón pero ustedes comprométanse para ayudar. Finalmente, las donaciones que él había pedido en vida, llegaron tras su muerte y hoy la Fundación tiene superávit”.
Bibbó epilogó su breve intervención explicando las razones que lo llevaron a escribir sobre una eminencia de la medicina, como lo es el Dr. Favaloro: “Nos acostumbramos a valorar a las personas cuando ya las perdimos. Para mí fue difícil resumir su vida en 150 páginas porque no se trataba de escribir sobre cualquiera; era hacerlo sobre un emblema nacional”.