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Martes 28 de Junio de 2016

El HCD recordó a Arturo Umberto Illia en el 50º aniversario del Golpe de Estado que lo derrocó

    El Honorable Concejo Deliberante del Partido de General Pueyrredon llevó a cabo hoy, martes 28 de Junio un acto de conmemoración expresando “el máximo repudio por el derrocamiento del Presidente de la Nación Dr. Arturo Umberto Illia, ocurrido el día 28 de junio de 1966, al cumplirse el cincuenta aniversario”.
Estuvieron presentes el Presidente del HCD, Guillermo Sáenz Saralegui; los concejales Patricia Leniz, Patricia Serventich y Javier Ignacio Alconada Zambosco (AA); Balut Olivar Tarifa Arenas (monobloque); Luis Rech, Cristina Coria, Gonzalo Quevedo y Mario Rodríguez (UCR) y Cristian Azcona (FR); en representación del intendente Carlos Fernando Arroyo, el secretario de Gobierno, Alejandro Vicente; la directora general de Promoción y Protección de los Derechos Humanos, Sonia Rawicki; los defensores del Pueblo, Fernando Rizzi y Fernando Cuesta; miembros de las Fuerzas Armadas, e invitados especiales.
En primer término fue proyectado el video institucional “Historias de Abuelas. La identidad no se impone”, realizado por personal del teatro Auditorium-Centro Provincial de las Artes.
Luego se pudo ver otro documental, sobre Arturo Illia, a través de una anécdota contada por el cantante Jairo, que también vivió en Cruz del Eje, Córdoba, como el ex presidente.
Finalmente, Sáenz Saralegui dio la bienvenida a los presentes:”Bienvenidos a la casa de todos nosotros. Estamos acompañados por figuras muy representativas de la ciudad. Es un orgullo tenerlos acá. Illia fue y es ejemplo de vida. Ha tenido la humildad de los grandes. Se cumplen 50 años de su derrocamiento, pero nunca más vamos a festejar un golpe militar. El es mucho más que esto. Fue un ejemplo de vida del cual todos tenemos que aprender a imitarlo”.
Por su parte, Vicente comentó: “Se conmemora uno de los mas tristes episodios de historia argentina. No sol sirve rememorar el golpe sino también al gobierno de Illia, que arranco en 1963 con 25 por ciento de votos. Construyó a partir de ejemplos y fortaleza, pese a ser tildado de lento y débil. Tuvo la fortaleza para derogar los contratos petroleros, para promulgar la ley de medicamentos en defensa de interesas nacionales, contra la presión de los laboratorios internacionales, reinstaló la libertad de prensa y expresión. Y llevó el presupuesto de educación a niveles jamás vistos. En definitiva, devolvió la dignidad a los gobernantes. Demostró que se puede ser honesto y gobernar. Fue reconocido por los propios conspiradores, que lo desalojaron, por enarbolar las banderas del civismo, dignificando la primera magistratura. Para quienes ejercemos la función publica la bandera de Illia y sus ejemplos siempre van a estar levantadas. Tuvo una fuerte acción de gobierno desde la ética y la dignidad y desde la fortaleza de gobierno. Tarde fue reconocido por lo que fue para los intereses nacionales, para la historia. Tuvo grandes logros diplomáticos a través del canciller Zavala Ortiz, que logró la aprobación de la Resolución 2065, que instó a Gran Bretaña a sentarse a dialogar por las Malvinas”.
Luego, Mario Rodríguez expresó: “Fue el mismo antes de ser presidente y después, también durante su gestión. Nunca cambió. Demostró que no es necesario modificar el estilo de vida cuando se ejerce un cargo semejante. Marcos Aguinis lo definió como un Gandhi de la política argentina. Fue la ética sentada en el sillón de Rivadavia. Su casa fue donada por el pueblo a él. La equivocación, el enorme error que implicó ese golpe, acabó con la edad dorada de la universidad pública argentina, que tuvo una coalición de intereses importantes, incluyendo complicidad de sindicatos, monopolios y sectores de privilegios. Fue volteado no por sus errores sino por sus aciertos. Sabía que se venía el golpe, era anunciado, tenia fecha incluso, pero no quería derramar sangre de un solo conscripto. Es modelo de honestidad, y encabeza un ranking de personalidades destacadas, junto a Manuel Belgrano y el Dr. Favaloro. Es necesario destacarlo por su ética y por sus acciones: se plantó ante invasión de Estados Unidos a Santo Domingo. Impulsó la votación de la Resolución 2065 en la ONU”.
En tanto, Rech señaló: “Lo conocí en 1979 ó 1980 en el comité radical. Él tenía alrededor de 80 años; yo poco más de 21. Éramos 15 personas. Y tenía la fortaleza de defender en plena dictadura los valores de la democracia, la necesidad de fortalecerla y los derechos humanos. Le tocó gobernar en una etapa particular, durante la cultura del golpe. A un gobierno democrático de cierto partido no le seguía un gobierno de otro partido, sino una dictadura. Reunía las condiciones esenciales para la primera magistratura: honestidad -porque no se enriqueció-. Y condiciones suficientes de acción, eficacia, decisiones defendiendo la soberania nacional. No robo e hizo”.

Argumentos del reconocimiento

Arturo Umberto Illia es reconocido como un ejemplo de honestidad, seriedad y respeto por las instituciones democráticas.
Se recibió de médico en el año 1927. Su militancia política comienza en 1918, cuando se afilia al partido radical, impulsado por la fuerte participación de su padre y su hermano. En el año que comienza la facultad se produce un movimiento en el que él participa activamente, “La Reforma Universitaria”.
Antes de ser Presidente de la Nación, Illia había sido vicegobernador de Córdoba, de 1940 a 1943 y también diputado nacional desde el ´48 hasta el ´52.
Desde el Gobierno, el Presidente Illia se atuvo estrictamente a la Plataforma electoral del programa radical de Avellaneda de 1945. Para Illia el cumplimiento fiel del contrato electoral con la ciudadanía era un principio esencial del sistema democrático. "Esta es la hora de la gran Revolución Democrática, la única que el Pueblo quiere y espera, pacífica, si, pero profunda, ética y vivificante", dijo en su discurso de investidura.
Pocos días después de asumir se conmemoró en Plaza Miserere una celebración por el 17 de Octubre. Tal manifestación no fue reprimida y limitada de ningún modo. Recordemos que desde el ´55, con la Revolución Libertadora, el peronismo se encontraba proscrito. Poco tiempo después se levantó la proscripción al peronismo y al comunismo.
En economía, se detuvo la recesión que existía en el país. Se produjo una mejor distribución de la riqueza en los sectores populares y medios, logrando así una reactivación económica y un aumento del mercado interno. Ello se vio con el aumento de la producción habido en los años 1964 y 1965. Anterior a esos años, las cifras de producción habían quedado con números negativos, pero en los años recién señalados, hubo un crecimiento del 10,3% y 9,2% respectivamente. También, logró impulsar la industria con una inversión que experimentó casi un 20% de crecimiento en respecto a años anteriores.
Entre las medidas económicas de Illia, se sancionó la Ley del Salario Mínimo, Vital y Móvil, aquélla que ya don Hipólito Yrigoyen había querido sancionar pero que había sido rechazada por el Poder Legislativo, dónde la UCR era minoría. Esta ley buscaba "evitar la explotación de los trabajadores en aquellos sectores en los cuales puede existir un exceso de mano de obra", "asegurar un ingreso mínimo adecuado" y "mejorar los salarios de los trabajadores más pobres".
No aceptó negociación alguna con el Fondo Monetario Internacional, organismo con el que su gobierno directamente no tuvo relación. Sin embargo, su política gradualista en materia monetaria posibilitó la virtual eliminación de la deuda externa argentina. La inflación estuvo prolijamente controlada sin ajustes recesivos, y no superó el promedio del 6 % anual. Hubo plena ocupación, con índices de desempleo que no pasaron nunca del 4 %. El producto bruto interno creció a un ritmo de mas del seis por ciento promedio. Fue impulsor del Plan Nacional de Desarrollo, un riguroso modelo de transformación democrática de las estructuras económicas y sociales.
En su gobierno hubo otras medidas de interés social, entre ellas la sanción de la Ley de Abastecimiento. Ésta, controlaba los precios de la canasta familiar, logrando que no aumentaran los productos que eran necesarios en cualquier casa. Dentro del mismo orden de medidas, puso un mínimo para las jubilaciones y para las pensiones, pensión vitalicia para los premiados en ciencias y letras, seguro de vida obligatorio en rubros como la pesca y trabajadores rurales, condonación de deudas, jubilación para ciegos a los 45 años o a los 20 años de antigüedad, y destinó 1000 millones a la construcción de casas para la Caja de Previsión, entre otras.
En 1964 en un discurso, el Presidente Illia afirmaba que el Gran Buenos Aires, contaba con un porcentaje de ocupación del 90,1%, que se habían aumentado los salarios entre un 25 y un 30%, y se redujeron los conflictos gremiales. En el lapso de octubre del 62 a marzo del 63 había una cantidad de 328.000 trabajadores en conflicto, pero de octubre del 63 a marzo del 64, el número descendió a 81.000.
Una de las logros mayores de su gobierno, fue el gran trabajo que le dedicó a la educación y a la cultura. Indudablemente, un pueblo ignorante, un país sin educación, se convertiría en marionetas de un sistema que lo explotaría. Con un pueblo ignorante, se les facilitaría a grupos con intereses ajenos a los de la Nación, sin que la gente les recriminara. Es por eso que es necesario un país educado. Y así lo vio claramente el Dr. Illia. En sus casi 3 años de gobierno, aumentó el porcentaje del presupuesto nacional destinado a Educación. En el año que asumió, tal porcentaje era el 12%. Un año después ya estaba en 17% y en 1965 ya había alcanzado el 25%. Se lanzó un exitoso Plan de Alfabetización que contó con 350.000 alumnos de entre 18 y 85 años. Se triplicó por 10 la inversión para construcción de colegios, se instalaron 1500 comedores infantiles, se proveyó de guardapolvos y equipos de gimnasia a mas de 50.000 alumnos y útiles a medio millón de chicos. La escuela secundaria también tuvo un gran crecimiento. Con solo ver las cifras del crecimiento de la escuela técnica, uno se da cuenta de lo fuerte que fue la política de Illia en este sector. El crecimiento en inversiones para talleres y laboratorios, creció un extraordinario 620%. También, la inversión en comedores para colegios secundarios, creció un 320%. La Universidad, logró una autonomía plena, que le permitió una gran libertad en las ideas y las formas de enseñar. Esto llevó a que la UBA lograra tener un prestigio reconocido mundialmente. De 1963 a 1966 – año en que derrocaron a Illia- se graduaron en esta universidad más de 40.000 estudiantes, consiguiendo una cifra histórica para la institución.
En materia agraria, prorrogó los arrendamientos y aparcerías rurales, permitiendo el acceso a la propiedad a los productores desalojados o excluidos de las prórrogas, creó el Consejo Agrario Nacional con la finalidad de elaborar un plan de reforma agraria integral y condonó las deudas de las cooperativas agrarias.
En política exterior, Illia sostenía que había que acercarse a Uruguay para celebrar tratados en conjunto, promover el mercado entre esos países, construir una infraestructura argentino-uruguaya, etc.

También reivindicó la soberanía sobre las islas Malvinas, obligando a que Gran Bretaña tuviese que dar las explicaciones ante un importante foro mundial. Finalmente la Organización de Naciones Unidas, a través de la Resolución Nº 2065, obligó a Gran Bretaña a que iniciara con Argentina la discusión sobre la soberanía en las Islas Malvinas, en el marco que orientaba la descolonización de todos los territorios hasta entonces sometidos a diversos grados de dominación imperialista.
Su gobierno aplicó una política internacional independiente, y se opuso a la intervención armada de Estados Unidos en la República Dominicana.
En su campaña, una de las banderas que había levantado, era la anulación de los contratos petrolíferos. Recordemos que el ex presidente de la UCRI había firmado contratos en los que empresas extranjeras se quedaban con todas las riquezas de los pozos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), aquélla empresa fundada por el Poder Ejecutivo durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen, como muestra de la autodeterminación de los pueblos y de la soberanía nacional. El presidente Illia anuló los contratos, fundamentándolo por encontrarse "viciados de ilegitimidad y ser dañosos a los derechos e intereses de la Nación".
El Dr. Illia en 1964 forma una comisión con el fin de estudiar muestras gratis de los diferentes medicamentos de laboratorios multinacionales. Luego de este estudio, la conclusión fue que muchos de los medicamentos no contenían todos los ingredientes que decía el prospecto y que sus precios se encontraban sobrevaluados al 1000% de su costo de producción. El Presidente Illia congeló los precios, para mantenerlos accesibles a todos los sectores y obligar a los laboratorios a que enviaran una declaración jurada que constatara la calidad de sus productos y un informe con la composición del costo de producción. Indudablemente, nunca llegó tal declaración, pero esta medida sirvió para que los grandes grupos económicos que siempre obedecieron a los reclamos de intereses ajenos a la Nación, mostraran su enojo y tildaran al presidente de “populista”.
Comenzó entonces una campaña de desprestigio contra el Presidente. Su honestidad fue mostrada como ingenuidad, el orden y la paciencia de su gobierno, como lentitud. Cuánto mal le hicieron a la Nación las constantes campañas de desprestigio. Otro hubiese sido el destino de la República si el Dr. Illia hubiese terminado su mandato. Esta campaña de desprestigio tuvo su punto culminante con la intolerancia manifestada ante la sanción de la Ley de Medicamentos, también llamada ley Oñativia, en honor al Ministro de Salud. La campaña de desprestigió fue en aumento hasta concluir con el Golpe de Estado.
Durante su gestión no existió un solo acto de corrupción en la Administración Pública. Sin embargo, promovió la modificación del Código Penal para que en casos de sospecha sobre funcionarios por actos de corrupción y enriquecimiento ilícito, se invirtiera la carga de la prueba, como una forma de proteger el erario.
En las elecciones de renovación del Congreso de 1965, el Gobierno de Illia había ya levantado gradualmente las proscripciones que pesaban sobre el peronismo que obtuvo más votos que el radicalismo y los demás partidos.
El Golpe de Estado del 28 de junio de 1966, que derrocó al gobierno constitucional, fue uno de los actos más perjudiciales para la continuidad institucional y el auténtico desarrollo socioeconómico de la Argentina. El día del Golpe, al ser retirado de su despacho, el Dr. Illia le expresó al Gral. Alsogaray: “Yo sé que su conciencia le va a reprochar lo que está haciendo. A muchos de ustedes les dará vergüenza cumplir las órdenes que les imparten estos indignos que ni siquiera son sus jefes. Algún día contarán a sus hijos estos momentos. Sentirán vergüenza. Ahora, como en otra tiranía, cuando nos venían a buscar a nuestras casas, también de madrugada, se da el mismo argumento de entonces para cometer aquellos atropellos: cumplimos órdenes”.
Illia rechazó el auto oficial ofrecido al desalojarlo de su despacho, trasladándose a la casa de su hermano en taxi. Años después rechazaría la jubilación presidencial.
En 1976 el Coronel Perlinger publicó una carta haciendo reconocimiento de su error: “Hace 10 años el Ejército me ordenó que procediera a desalojar el despacho presidencial. Entonces el doctor Illia, serenamente avanzó hacia mí y me repitió varias veces: Sus hijos se lo van a reprochar. ¡Tenía tanta razón! Hace tiempo que yo me lo reprocho porque entonces caí ingenuamente en la trampa de contribuir a desalojar a un movimiento auténticamente nacional. Usted me dio esa madrugada una inolvidable lección de civismo. El público reconocimiento que en 1976 hice de mi error, si bien no pudo reparar el daño causado, da a usted, uno de los grandes demócratas de nuestro país, la satisfacción de que su último acto de gobierno, fue transformar en auténtico demócrata a quien lo estaba expulsando por la fuerza de las armas de su cargo constitucional”.
El Golpe de Estado de 1966 obedeció a varias causas: el enfrentamiento de la administración de Illia con los capitales petroleros y las empresas multinacionales farmacéuticas, el posible retorno al poder del peronismo, la extraordinaria campaña de acción psicológica a través de todos los medios de comunicación atribuyendo lentitud e ineficacia al gobierno, que las cifras objetivas y estadísticas desmienten; y una nueva coalición entre las jerarquías sindicales y los mandos militares, inspirados en la Doctrina de la Seguridad Nacional.